Titanes de la eternidad
Inmensas montañas de ojos corrompidos
que ya han visto morir los llantos
de la historia y sus mil latidos
¿Qué son los hombres para quien ha visto tantos?
No advierten la diferencia abismal
a través de su visión celeste
entre una lágrima y un raudal
entre el grito de un hombre y el de una hueste
Aquello contra lo que han luchado
geniales alquimistas y Aqueos
batalla feroz que ha inspirado
del más diminuto verso hasta el templo de Keops
No ver la verdad, suplicar al viento
ciego andar entre la neblina
pretender negar el infinito cielo
la jornada lunar y estrellas muertas en ruina
Quemaduras en la piel de Krono
grabadas en la eternidad
con lanzas de fuego, fijos en su trono
como aquello que ha quedado en un retrato oval
Seres que habitan el mar del tiempo
imponiéndose en sus profundidades
ancestros de las arenas de sus desiertos
noches primordiales de sus milenios fugaces
Colosales monumentos del poder
de aquello que aplasta las quimeras
de lugares oscuros sin lucifer
donde caen serpientes y ondean perpetuas banderas
Su mirada, insensible, fría y adusta
amargo rencor de demiurgos suicidas
no existe miedo ni destino, nada busca
vacío implacable que no se llena con mil vidas
Inmóviles seres de piedra quieta
fósiles del tiempo, figura escueta
tatuados en la piel de sus profetas
esfinges que redactan una travesía secreta
20 - 06 - 2018
Poema parte de la colección: "Manuscritos tardíos".
Markku Leottinsson, 2023