Oda a la glorieta de Becquer III
De martillos que, a estruendosa convulsión
sobre pesado yunque aterrizaron
para darle forma al signo de la redención
donde mil infernales espíritus se alojaron
Supiste que, en el onírico reinado,
almas se saben ver, aunque en desvelo
y que el poeta une, con hilos dorados,
la forma con la idea, y la tierra con el cielo
Que, oscuros como el misterio perdido
de los brazos de la Venus incompleta,
esa cuyos restos en Milo han recogido
son los cósmicos secretos que susurran los planetas
Astros errantes que esperan ser soplados
por la vida, y en que no tienen lugar
como ese amor que ha sido olvidado
ni en las vacías regiones, ni en tierra, ni en mar
De todo esto, y de tanto más, supiste
perseguidor de náyades y de gemas
y sé, o lo pretendo, que allá donde fuiste
sea allá donde sea, aún sueñas con poemas
08 - 04 - 2020
Markku Leottinsson, 2022